miércoles, 19 de octubre de 2011

Gonorrea, más fuerte que nunca

La Agencia Británica de Protección de Salud alerta de de que los antibióticos contra esta infección de transmisión sexual ya no son tan efectivos. De seguir así, podría volverse incurable.

La gonorrea no entiende de géneros, pero sí de promiscuidad y falta de protección.

Dos elementos claves para contraer la enfermedad y que ha situado a España entre los primeros países de Europa en la escala de incidencia.

Y sí, tiene tratamiento, pero no hay que confiar demasiado en esta opción pues, según ha comunicado recientemente la Agencia de Protección de la Salud (HPA, por sus siglas en inglés) de Reino Unido, los antibióticos que se utilizan ahora para tratar esta infección podrían dejar de ser efectivos debido a que esta ITS ha desarrollado grandes resistencias a estos fármacos. En concreto, el denominado cefixima.

Por ahora, han aconsejado a los expertos que dejen de usar este tratamiento y que lo sustituyan por otros antibióticos más fuertes.

Por su parte, el director del Instituto Urológico Madrileño, Juan Carlos Ruiz de la Roja, aclara que «cada vez las ITS van en alza y hay más tratamientos médicos al respecto. Solemos utilizar mucho, por su gran efectividad, la doxiciclina o las inyecciones de gentamicina, que es bastante potente».

La HPA ha señalado que este cambio en la terapia contra la gonorrea es imprescindible debido al aumento de las resistencias. De hecho, los test que se han llevado a cabo en muestras de pacientes y cultivadas en el laboratorio han demostrado que se ha reducido su susceptibilidad frente a la cefixima en cerca del 20 por ciento de los casos del año pasado en comparación con sólo el 10 por ciento de los casos de 2009.

Tan grave parece que se está tornando la situación que la agencia británica ya ha advertido de la posibilidad de que se esté avanzando hacia un punto en el que la dolencia se vuelva incurable si no se hallan nuevas formas de tratarla.

Analizar el germen

Para obtener la terapia más adecuada, Ruiz de la Roja señala que «antes de indicar uno u otro antibiótico es importante hacer un exudado para extraer una muestra de la secreción uretral o vaginal y realizar un antibiograma que permitirá ver a qué antibiótico es sensible el germen en cuestión».

 Las secreciones purulentas son la principal señal que delata la infección. «Es de color amarillo verdoso y es más llamativa por la mañana, porque es cuando más aparece».

En líneas generales, el proceso de recuperación debe durar entre diez y quince días como mínimo y es preferible no mantener relaciones sexuales. De ser así, obviamente deben mantenerse «con preservativo, porque de otra forma se puede contagiar a la pareja».

El director del Instituto Urológico Madrileño señala, a su vez, que el tratamiento también lo debe seguir la pareja en caso de que la tenga, para garantizar la curación completa y evitar recaídas.

Fuente: La razon

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